Páginas

5 de febrero de 2013

Cambiando

Cuando era joven y libre, y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo. Cuando me volví más viejo y sabio descubrí que el mundo no cambiaría, así que acorté mis anhelos un poco y decidí cambiar sólo mi país, pero este también parecía inmutable. Cuando entré en el ocaso de mi vida, en un último intento desesperado me propuse cambiar sólo a mi familia, a mis allegados, pero por desgracia, no me quedaba ninguno. Y ahora mientras me encuentro en mi lecho de muerte, repentinamente me doy cuenta, que si me hubiera cambiado primero a mí mismo con el ejemplo habría cambiado a mi familia. Y a partir de esa inspiración y estímulo podría haber hecho un bien a mi país y quién sabe, tal vez incluso, habría cambiado el mundo.

Inscripción en la abadía de Westminster.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por dejarme tu comentario en este rincón tranquilo.